Esta tecnología láser mejora la calidad del aire en los edificios
Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), el 50% de la población mundial vive en ciudades y pasa en torno al 90% de su tiempo en espacios interiores. De ahí que uno de los principales problemas de los ciudadanos sea la calidad del aire tanto en los espacios abiertos como en los interiores. Se trata de una cuestión de vital importancia, sobre todo si se tiene en cuenta que las partículas contaminantes inhaladas a través de las vías respiratorias pueden causar algunas enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Y es que la contaminación por partículas ya se ha convertido en un problema global: concretamente, países como China, India y Medio Oriente, así como los centros urbanos de todo el mundo están especialmente en riesgo. Por esta razón, minimizar la contaminación de partículas en el ambiente se convierte en un factor crucial para proteger la salud de las personas en los lugares que más frecuentan, como son oficinas u hogares.
Cómo monitorizar los niveles de contaminación del aire
Siemens ha desarrollado una serie de soluciones destinadas a mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas dentro de los edificios, lugares donde el ser humano pasa el 90% de su vida y donde realiza las principales funciones de su día a día, como aprender, trabajar, descansar o divertirse.
Una de ellas es el sensor de polvo fino para edificios, una tecnología capaz de identificar y monitorizar los niveles de contaminación dentro de una habitación. El nuevo sensor de polvo fino se basa en la tecnología láser y mide la contaminación por partículas del aire en dos categorías: PM 2.5 y PM 10, es decir, materia con un diámetro de 0.3 a 2.5 micrómetros o de 0.3 a 10 micrómetros, respectivamente.
Se trata de una tecnología que está diseñada sobre todo para utilizarse en oficinas y espacios residenciales. De hecho, Siemens ya cuenta con sensores de dióxido de carbono (CO2) que ayudan a reducir la concentración de CO2 del aire ambiente y, a la vez, aumentar la concentración de oxígeno (O2) para mejorar la productividad de los empleados. ¿El objetivo? Controlar eficazmente la temperatura y la humedad de un interior para disminuir el riesgo de enfermedades como infecciones del tracto respiratorio y la gripe.