Así es como el Carnegie Hall se ha convertido en el edificio emblemático del LEED
Desde Tchaikovsky hasta Leonard Bernstein, pasando por Frank Sinatra, Los Beatles y Tina Turner, el Carnegie Hall ha sido el escenario predilecto para los mejores artistas de todos los tiempos. Tras 125 años siendo un referente para el sector musical, ha demostrado que nunca se es demasiado viejo para reinventarse y volverse “verde”. Así se lo ha reconocido el Green Building Council de EE.UU. al concederle su galardón de plata en la categoría LEED. De esta forma, el famoso auditorio neoyorquino no sólo es la sala de conciertos más emblemática del mundo sino que se acaba de convertir en el edificio más sostenible de la actualidad.
El proyecto de renovación de las “Studio Towers” ha sido uno de los más grandes en la historia del Carnegie Hall ya que ha modernizado la infraestructura de las torres que se añadieron al edificio principal a finales del siglo XIX. En concreto, se han reformado sus 15.330 m2 mediante la instalación de sistemas de automatización y seguridad de Siemens como:
- Control centralizado: mediante el sistema de automatización Apogee se consigue integrar en una sola plataforma el control de la calefacción, ventilación y aire acondicionado de todo el complejo. Además de permitir la supervisión de manera remota, se puede analizar, de manera continua, la demanda de electricidad para gestionar su distribución de manera más eficiente.
- Mayor seguridad en los accesos: el sistema de control de acceso SiPass consigue cubrir las necesidades de seguridad de un complejo tan grande como el Carnegie Hall, garantizando que sólo las personas elegidas tengan acceso a ciertos lugares en el momento adecuado. Esto es crucial ya que el auditorio dispone de varios puntos de acceso y diferentes niveles de seguridad dependiendo de si son personal del edificio, estudiantes o artistas.
- Sistemas contra incendios último modelo: el equipo de alarma XLS Fire Systems permite garantizar la seguridad de los ocupantes del Carnegie Hall. Si se detecta un incendio, la estación de control alertará al instante y dará comienzo un protocolo de actuación que incluye el cierre de puertas, paradas de ascensores y la gestión adecuada de la ventilación, entre otras funciones críticas.
Además de garantizar la seguridad y confort de sus instalaciones, el Carnegie Hall añadió una azotea de 930 m2 compuesta por varias plantas, que reducen el calor y la humedad; amplios ventanales, que aportan luminosidad al edificio; bombillas LED con sensores de movimiento, que consiguen un uso más eficiente de la luz; y control del flujo del agua en las tuberías del auditorio, con la que han logrado reducir el consumo.
¿Queréis saber a qué suena la sostenibilidad? Haz click y disfrútalo: